El ágata te permite aceptar la existencia del mundo sutil y la interrelación y responsabilidad de tus pensamientos y sentimientos con el mundo físico. El contacto con esta piedra hace que tu visión resulte espiritualizada. Estimula y desarrolla facetas inexploradas y desconocidas de tu personalidad haciendo que tomes conciencia de ellas y despierta el valor y la voluntad para enfrentarte a nuevas experiencias. Ayuda a asentar y estabilizar la energía física. Equilibra el ying y el yang. Es una piedra sanadora.
La labradorita es una piedra que contiene una enorme energía altamente mística y protectora. Es portadora de luz, eleva la conciencia y nos ayuda a conectar con las energías universales y con el propósito del alma. Estimula la intuición. Alinea el cuerpo físico y espirtual, ayudándonos a saber cómo andar nuestro camino y cuando es el “momento justo” para actuar. Fortalece la fe en el yo y la confianza en el universo.
La adularia o piedra luna es la piedra de los nuevos comienzos. Está consagrada a la luna y nos recuerda que como ella que crece y mengua, todo forma parte de un ciclo de cambios. Es una piedra de energía receptiva, pasiva y femenina, alivia la inestabilidad emocional y el estrés, trae equilibrio y calma las emociones. Fomenta la intuición, la empatía y el crecimiento interior. Está vinculada con la glándula pineal y equilibra el sistema hormonal, por lo cual es una piedra ideal para acompañar a las mujeres en sus ciclos mensuales y de vida. Ayuda en los procesos de crecimiento interior.
El ágata te permite aceptar la existencia del mundo sutil y la interrelación y responsabilidad de tus pensamientos y sentimientos con el mundo físico. El contacto con esta piedra hace que tu visión resulte espiritualizada. Estimula y desarrolla facetas inexploradas y desconocidas de tu personalidad haciendo que tomes conciencia de ellas y despierta el valor y la voluntad para enfrentarte a nuevas experiencias. Ayuda a asentar y estabilizar la energía física. Equilibra el ying y el yang. Es una piedra sanadora.
La labradorita es una piedra que contiene una enorme energía altamente mística y protectora. Es portadora de luz, eleva la conciencia y nos ayuda a conectar con las energías universales y con el propósito del alma. Estimula la intuición. Alinea el cuerpo físico y espirtual, ayudándonos a saber cómo andar nuestro camino y cuando es el “momento justo” para actuar. Fortalece la fe en el yo y la confianza en el universo.
La adularia o piedra luna es la piedra de los nuevos comienzos. Está consagrada a la luna y nos recuerda que como ella que crece y mengua, todo forma parte de un ciclo de cambios. Es una piedra de energía receptiva, pasiva y femenina, alivia la inestabilidad emocional y el estrés, trae equilibrio y calma las emociones. Fomenta la intuición, la empatía y el crecimiento interior. Está vinculada con la glándula pineal y equilibra el sistema hormonal, por lo cual es una piedra ideal para acompañar a las mujeres en sus ciclos mensuales y de vida. Ayuda en los procesos de crecimiento interior.